La terapia de estimulación interferencial reduce eficazmente el dolor agudo y crónico al bloquear las señales de dolor que llegan al cerebro, proporcionando un alivio significativo. Además, disminuye la hinchazón y la inflamación, lo que favorece una recuperación más rápida y mejora la circulación sanguínea para suministrar nutrientes esenciales a los tejidos lesionados. La terapia también promueve la relajación muscular, aliviando la rigidez y mejorando la movilidad. Al ser un tratamiento no invasivo con mínimos efectos secundarios, la terapia de estimulación interferencial es adecuada para diversos pacientes y puede combinarse con otras terapias, como la quiropráctica o la fisioterapia, para mejorar los resultados generales.